El primer contacto

Aztlán, 900 años antes del Cristianismo.

Era una época unida, los Aztecas tenían contacto directo con sus dioses, eran prósperos, no les faltaba nada. Los Dioses estaban agradecidos con su pueblo.

Esta era una mañana tranquila, parecía un día normal hasta que en el cielo apareció una luz que cada vez más se acercaba a la ciudad, hasta que este misterioso objeto luminoso cayo en el centro, era un hombre de 4 metros, cabello chino y piel blanca. No tenía ropa, y seguía vivo aunque muy débil… Las autoridades rápido llegaron pero quedaron sorprendidas, se le aviso al Tlatoani para que hiciera una consulta con los Dioses, que al escuchar la descripción llegaron lo más rápido posible a la Ciudad. Eran los poderosos Xipe Tótec, dios del fuego y Coatlicue, diosa de la fertilidad, los cuales también median entre 3 y 4 metros. Estaban muy confundidos, no entendían lo que pasaba. Coatlicue despertó al hombre y le pregunto seriamente: ¿Quién eres? y ¿De dónde vienes?.

El desconocido, riendo, golpeó a la diosa hasta hacerla caer, Xipe Tótec lo confrontó encerrándolo en un aro de fuego, pero el hombre paso sobre este sin quemadura alguna. Xipe Tótec rápido entendió que el sujeto no era un mortal, quizá era… un dios…

Xipe Tótec: ¡Imposible! Necesito de la ayuda de Tláloc…

Misterioso Hombre: ¡Ja! Esto es muy gracioso pero, ¿Dónde estoy?

Xipe Tótec: ¡Aztlán! Hogar de los dioses, ciudad de fuego espiritual… ¿Y tú? ¿De dónde vienes?

Misterioso Hombre: Soy Ares, dios de la guerra… Guerrero de los 1,000 años. Y asesino de incrédulos, como tu torpe amiga…

Xipe Tótec: …¿Dios?… ¿De la Guerra…? No, no, no… ¡Nooo!

En un momento de desesperanza el dios del fuego lanza una llamarada dirigida al supuesto Ares, pero este la esquiva y el fuego llega al Templo, donde más de 300 personas estaban reunidas, el fuego quema al templo y a 250 personas que son carbonizadas muriendo al instante. El resto logró escapar…

Coatlicue, que lo vio todo, estaba sorprendida, paralizada y sin poder creerlo…

Ares riendo, empieza a levitar y se aleja en el horizonte. La ciudad próspera pasa a estar en caos.

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